Es importante definir bien los conceptos para poderlos interpretar; decir que Israel comete actos violentos contra Palestina puede parecer una perogrullada, después de 60 años en los que diariamente hay víctimas mortales Palestinas, y se ha convertido ya en parte de nuestro inconsciente colectivo por su repetición y sistematicidad.

El poder de Israel, y especialmente en Palestina, es innegable; es conocido que controlan cielo, mar y tierra, agua, energías, divisas, bancos, gobiernos, …. Lo controlan absolutamente todo en Palestina, y hasta para visitar a un familiar o ir a rezar, hay que pedir permiso a Israel. La diferencia de poder entre Israel y Palestina es obvia e innegable.

Los actos violentos de Israel en Palestina, y en los últimos años especialmente en Gaza son conocidos y anunciados en los periódicos; los ataques a hospitales, escuelas, familias, coches, pescadores, campesinos, niños, niñas, mujeres, casas, son tantos que ya ni siquiera llaman nuestra atención (ha habido una “habituación al estímulo”); estos actos se cometen de manera planificada, utilizando tecnología altamente avanzada, con misiles de alta precisión, aviones sin piloto, francotiradores, etc.. y con toda la intencionalidad posible para asegurar su éxito.

Cuando una entidad en posición de claro desequilibrio de poder, emite actos dañinos de manera repetitiva e intencional, se denomina VIOLENCIA. Es el sometimiento por la fuerza del débil frente al fuerte, utilizando para ello todo tipo de acciones físicas, sociales o verbales, con la clara intención de dañarlo y debilitarlo. Esta definición es utilizada en el mundo académico para definir la violencia, ya sea la violencia doméstica o el bullying escolar. Esta definición de violencia incluye un elemento muy importante, y en el que todos estamos igualmente de acuerdo, la violencia NUNCA es justificable.

La justificación de la violencia es la tarea a la que arduamente se dedican los agresores, con el objetivo de poder explicar su actuación. Excusas del tipo lo tenía merecido, la comida estaba fría, sale demasiado, mira la ropa que se pone, es solo una broma, se lo toma siempre a mal, él empezó primero, etc… son explicaciones dadas por el agresor, para justificar su violencia y que justamente lo delata como ejecutor de la misma.

Estoy algo cansada de leer y escuchar explicaciones del tipo, Israel tiene el derecho bíblico de instalarse en Palestina, fueron expulsados por los Romanos y tienen derecho a volver, parte del pueblo judío fue exterminado y nunca más pueden sentirse discriminados, tienen derecho a defenderse cuando cohetes caseros son lanzados…., siendo todas explicaciones para justificar lo injustificable, los actos violentos a los que someten a millones de personas diariamente.

Entrar a debatir las explicaciones de los agresores es caer en su juego, y terminaremos debatiendo si la comida realmente estaba fría, si el mote impuesto es realmente insultante, si la broma era realmente dura, si aparecen pruebas para demostrar el derecho bíblico, si los cohetes son realmente potentes …., y así nos estancaremos en un debate mientras el agresor continúa impunemente ejerciendo su violencia, siendo éste el verdadero objetivo de sus explicaciones.

No merece la pena debatir los derechos de Israel, no es relevante que sean o no ciertos, la violencia es sencillamente injustificable y tiene que cesar. Una vez la violencia haya desaparecido, el diálogo y la negociación serían las vías para atender los derechos y deberes de las contrapartes, y posibles soluciones serán encontradas. Pero nunca desde una situación de desequilibrio, donde el poderoso daña de manera intencional y repetitiva al más débil.

El “conflicto israelo-palestino” es un eufemismo utilizado políticamente para enmascarar al agresor. En una relación de “conflicto” se presupone la igualdad de las partes, y se espera que pueda haber una posible solución negociada. En la violencia esto no es posible, pues es justamente creada por el propio agresor para asegurar su situación de poder, luego nunca se solucionará con una negociación. Previamente hay que parar la situación de discriminación y violencia, equilibrar las partes, y posteriormente la búsqueda de soluciones.

El análisis de la violencia israelí se hace desde el marco inadecuado, aceptando que es un conflicto y que se puede justificar. Es el juego del agresor, que gana tiempo y continúa su proceso violento de victimización, en muchos casos hasta la extenuación y la muerte.

En este contexto se entienden las mentiras de Annapolis, la falta de información, el ignorar el número de palestinos asesinados, el campo de concentración de Gaza, y toda la violencia israelí, ejecutada de manera intencional y sistemática desde los últimos 60 años.

María José Lera

Dra. Psicología

Profesora Universidad de Sevilla,

Investigadora de la Violencia escolar y de la Violencia en Palestina

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http://www.rebelion.org/noticia.php?id=59925

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