Kaixo compas,
El domingo 9 comenzamos una nueva brigada.
Una vez más, empezamos el recorrido en Jerusalen y al día siguiente fuimos a Ramallah. Sin embargo a pesar de hacer el mismo recorido, a pesar de estar en los mismos sitios, nada es como hace un día, nada es como hace un año, nada es como antes. Tan sólo persiste con insistente y creciente perversidad la brutalidad de la ocupación israelí y sus políticas de limpieza étnica del pueblo palestino.
Y no me estoy refiriendo a las terribles incursiones militares que el ejército lleva a cabo en Gaza, ni a la cantidad ingente de muertos (casi un centenar, la inmensa mayoría civiles y una cuarta parte niños), ni a la demolición de casas, que persiste, ni a la confiscación de tierras, que nunca ha cesado, ni a la abominable presencia miltar en las calles palestinas que afean el paisaje más que la más inmunda de las basuras.
No, me refiero a las políticas sutiles, pequeñas como granitos de arena que el sionismo lleva a cabo desde hace unos 60 años.
Son todas esas políticas tan difíciles de denunciar por su nimiedad, pero tan molestas a la larga como llevar una piedrecita en el zapato durante una maratón, una tortura.
La más efectiva de ellas es el control israelí de la movilidad de la población palestina. De un día para otro, cambian los trazados de las carreteras, cortan unas sin crear otras nuevas con lo que la gente tiene que andar haciendo rally atravesando campos, descampados, pequeños y grandes montículos de tierra, buscando nuevas rutas, pasando por angostos resquicios del muro. Para hacer un desplazamiento que antes te costaba 15 minutos, ahora tienes que emplear dos horas y recorrer 25 Km.
Obviamente esa falta de libertad de movimiento impide que la gente pueda llevar a cabo sus actividades más básicas, como ir a la compra andando, ir al colegio, ir al médico, llegar a hora al trabajo, a una reunión o sencillamente quedar con unas amigas.
Sus herramientas son múltiples: bien te ponen un checkpoint (punto de control militar), o te ponen una barrera o te ha llegado el trazado del muro o han destruido el asfalto de la carretera o estan los soldados apostados al final de la calle impidiendo el paso de la gente, en fin, tan increible como deplorable.
Esta situación ha provocado que en Cisjordania casi el 50% de la población esté en el paro y en Gaza el índice ascienda al 95%. El porcentaje de palestinos que viven con menos de 2$ al día es alarmante, por ejemplo en Gaza es superior al 90%. Los índices de morbimortalidad están disparados: la anemia en mujeres en edad fertil, la malnutrición en niños menores de 5 años, las enfermedades crónicas no pueden ser cubiertas, no hay instrumental para las máquinas de diálisis y donde lo hay hay que reducir las sesiones a los pacientes porque las existencias son limitadas. Las intervenciones quirúrgicas se han restringido y en algunos hospitales sólo operan apendicitis. La insulina escasea y en occidente seguimos cambiando de canal aunque sintamos simpatía por esos palestinos tan folclóricos y a menudo enrrabietados que tiran piedras contra tanques.
El recorrido por Jerusalen me permitió comprobar cómo las politicas de judeización de la ciudad están dando sus frutos:
Las colonias aumentan a pasos agigantados y no sólo las del interior de la ciudad vieja en el barrio árabe que cada vez son mas numerosas, sino todas las que hay construidas en la parte Este y que eufemísticamente son denominados "barrios". De hecho los planes ya establecidos persiguen la unión de las tres grandes colonias situadas en el Este para crear una gran ciudad, tipo la colonia de Ariel, que corte en dos el área árabe de Jerusalen. También hay planificadas unas nuevas colonias que se ubicarán en los alrededores de Jerusalen entre la ciudad y el mar muerto, para cortar el acceso de la población árabe, musulmanes y cristianos a la ciudad de Jerusalen desde Jordania.
El muro crece y crece a pesar de la opinión consultiva del Tribunal Internacional de Justicia de la Haya que el 9 de julio de 2004 lo declaraba ilegal. En zonas como Abu Dis, donde se ha conseguido alguna sentencia que dicta la paralización de algún tramo, como especifica que "se prohibe la continuación de la construcción del muro de cemento" lo que han hecho ha sido seguir construyendo el muro pero con alambradas y placas metálicas. SIn comentarios.
Pero lo más duro del día de ayer fue sin duda llegar a Qalandia. En Qalandia está el checkpoint de Ramallah desde Jerusalen.
La primera vez que lo atravesé en 2002 eran dos puestos con dos toldos y pasamos sin detenernos pues la ciudad estaba bajo toque de queda y el checkpoint vacío. Al año siguiente era un poco más grande y habían techado una zona para que los y las palestinas pudieran esperar durante horas a que se les permitiera entrar o salir de la ciudad. En 2004 pusieron suelo de cemento e incorporaron los tornos rotatorios para mayor control y humillación de la población palestina. En enero de 2005 durante las elecciones presidenciales palestinas y puesto que el chekpoint lo iban a cruzar muchos internacionales que estaban como observadores internacinales lo adornaron con grandes macetas llenas de flores, plantas y hasta una palmera, mientras por otro lado añadían más tornos rotatorios. En julio de 2005 los soldados contaban ya con ordenadores donde cotejaban los documentos acreditativos.
Pero este año el cambio ha sido impactante, el año pasado ya vimos que al lado del viejo checkpoint estaban construyendo una gran infraestructura que sustituiría al rudimentario control, pero creo que mi imaginación no era lo suficientemente retorcida.
Al llegar desde Jerusalen, dando una vuelta enorme porque han cortado el acceso por Aram, un pueblecito anexo a Qalandia que atravesabas en cinco minutos (en el último año pegado al muro) y ahora con el cambio te cuesta 15, lo que vi me dejo helada y me encogió el corazón: una gran explanada con aceras y rotondas para dejar los taxis, buses y furgonetas,tras atravesarlo entras en un recinto amplio con bancos rojos de rejilla, techado con uralita y con dos fuentecillas donde aplacar la sed (mientras la población sigue esperando durante horas a que les dejen pasar). Delante, una infraestructura de tornos rotatorios eléctricos, vallas enormes, altavoces por los que escuchar las órdenes de los soldados, sin verles, un tapiz para control radiográfico de mochilas, bolsas y demás y unas cabinas con los cristales blindados y tras los cuales los soldados te inspeccionan la documentación. Si pasas la inspección, atraviesas otro torno rotatorio caminas unos metros, atraviesas un torno más y "ya" estas fuera de Ramallah.
Y lo más alucinante y surreal de todo, un luminoso que encima de las primeros tornos parpadea "Bienvenido a la terminal de atarot" Tócate los pies!
Cómo se puede pretender "humanizar" lo inhumano?, cómo se puede pretender normalizar lo completamente anormal, ilegal e inmoral.? Perdonaría la comunidad internacional los crimenes de Mathaussen o Auswich si las habitaciones donde eran gaseados los judíos, gitanos, comunistas, etc, hubieran estado alicatados con bonitos y modernos azulejos de porcelanosa???
Realmente vomitivo
Y es que ésta es una de las tranfromaciones más notorias de los últimos tiempos, la conversión de varios checkpoints en verdaderos puntos fronterizos como el de Erez en Gaza, que unidos al trazado del muro, dejan el territorio del 67 convertido en pequeños guetos inconexos y surreales que te van a dar la idea de que para ir de una ciudad a otra estás entrando en minipaíses, minipaíses imposibles, asfixiantes, humillantes.
Estamos viviendo una verdadera limpieza étnica y el que no lo quiera ver es que está completamente ciego: 5 millones de palestinos viviendo en el exilio y de los otros 5, 1,3 viviendo en los territorios del 48 bajo unas leyes completamente discriminatorias y racistas que les empujan a abandonar el país y los otros 3,7 viviendo bajo una ocupación militar con tácticas ora sutiles, ora
brutales, pero siempre con un objetivo común hacer la vida de la población palestina increiblemente difícil, para que de motu propio y ya que ya que no pueden exterminarlos físicamente, no les quede otra opción que marcharse de su tierra, Palestina.
La situación está francamente mal, a nivel social, a nivel económico pero la población continúa resistiendo y lo más increíble, continúa bromeando, continua sonriendo, continúa luchando.
La verdad es que es imposible hacerse una idea de lo que la sociedad palestina está sufriendo, aguantando y venciendo, porque os aseguro que aquí resistir este monstruo que es la ocupación israelí, es, de verdad, vencer.
Salud, fuerza y amor
Li