El antisemitismo del estado de Israel.

Paco Gamboa

El término y el concepto

Aunque los orígenes y formas del antisemitismo podemos y debemos rastrearlos en la Antigüedad, el término antisemitismo fue acuñado en 1879 por el activista alemán y político antijudío Wilhelm Marr; con dicha voz, Marr aludía a las diversas corrientes de pensamiento y movimientos políticos que, por esos años, mostraban su animadversión hacia la comunidad judía en sus programas e idearios, en materia religiosa o racial, ya fuese en términos económicos o culturales.

Aunque tanto la Biblia como la historia judía se refieren a enemigos de

Paco Gamboa

El término y el concepto

Aunque los orígenes y formas del antisemitismo podemos y debemos rastrearlos en la Antigüedad, el término antisemitismo fue acuñado en 1879 por el activista alemán y político antijudío Wilhelm Marr; con dicha voz, Marr aludía a las diversas corrientes de pensamiento y movimientos políticos que, por esos años, mostraban su animadversión hacia la comunidad judía en sus programas e idearios, en materia religiosa o racial, ya fuese en términos económicos o culturales.

Aunque tanto la Biblia como la historia judía se refieren a enemigos de
Israel desde el pasado más lejano, por esos años no cabe hablar de
antisemitismo en puridad. Cuando se percibe por vez primera esa reacción por parte de otras comunidades es en el periodo helenístico, en que el monoteísmo, la fe y la ley de los judíos (contrarios a la religiosidad
politeísta y la filosofía relativista de los griegos, refractaria por
completo a las verdades absolutas), el rechazo de los matrimonios mixtos
(una forma de preservar la continuidad de su fe) y las leyes dietéticas (que apartaban al judío del gentil) terminaron por alzar un muro claramente infranqueable.

Los bárbaros se toparon también con los judíos y, especialmente, los
visigodos trinitarios (católicos) de la Península Ibérica, quienes tuvieron
una posición muy beligerante contra ellos, no así los cristianos arrianos.
Con el hundimiento definitivo del estado godo en la Península, y el
nacimiento del estado andalusí (al-Andalus), los judíos pudieron gozar de
una libertad social y religiosa, junto a cristianos y musulmanes. La derrota
del estado andalusí frente a las tropas comandadas por los Reyes Católicos, pusieron a los judíos y a los musulmanes, ante la conversión forzosa o la expulsión.

El antisemitismo en el siglo XX

Más tarde, en el siglo XIX, desde que los judíos fueron equiparados al resto de los ciudadanos (desde 1.791 en Francia), ciertos sectores católicos y de la derecha reprocharon a los judíos su excesiva fidelidad a la República.

Varios periódicos antisemitas vieron la luz en esta época, en particular los
publicados por Drumont.

Hitler retomó el antiguo antisemitismo y le añadió oscuras teorías
autodenominadas «científicas» que probaban la superioridad de la
autotitulada «raza aria» (y con ella, de todos los alemanes) sobre la «raza
judía». Para ello se apoyaba en las teorías, bastante confusas, enunciadas en particular por el francés Gobineau, en el siglo XIX. Hitler entró en contacto con el antisemitismo existente en Viena cuando era joven: Hitler, sin oficio, sin alojamiento, vagabundo, deberá en aquellos tiempos refugiarse en un asilo para transeúntes. Es en esta época cuando entrará en contacto con periódicos antisemitas. Todo su odio se proyectará desde entonces contra los judíos. En «Mein Kampf» («Mi lucha»), Hitler compara continuamente a los judíos con «parásitos» de los que hay que desembarazarse. Afirma que hay una «sangre alemana» y una «sangre judía» (lo que científicamente es absurdo) y que es necesario purificar a Alemania del judaísmo.

La persecución y exterminación de los judíos de la Europa Central
(especialmente alemanes) a manos del nazismo, provocará más tarde la
implantación del Estado de Israel, en tierras confiscada a los Palestinos.
Comienza con ello un sangriento conflicto que dura ya más de medio siglo, y que está poniendo sobre el tapete una realidad que nadie quiere ver. El antisemitismo del Estado de Israel.

El semitismo, un arma de guerra de los judíos, contra otros semitas.

El diccionario en internet, enciclonet, (www.enciclonet.com) dice lo
siguiente al respecto: Semita, relativo a los pueblos y culturas que, según la tradición bíblica, son descendientes de Sem. (Ú. t. c. sust.: individuo perteneciente a alguna de estas etnias: los judíos y los árabes son semitas).

Los árabes, hebreos, caldeos, fenicios y sirios son los pueblos más
representativos de esta etnia. Actualmente tan sólo los árabes y los judíos mantienen una lengua semítica, aunque en la Antigüedad las lenguas semíticas se extendían por gran parte del Mediterráneo oriental, divididas en dos ramas, la septentrional: asirio (asirio y babilónico), cananeo (hebreo, fenicio, idumeo y moabita) y arameo (siriaco, mandaico, palmiriano, nabateo, samaritano y aramaico del Talmud); y la rama meridional que comprendía el árabe, sabeo, mineo, etíope y amárico. Estas lenguas han conservado un estrecho parentesco probablemente debido a la cercanía de los distintos pueblos entre sí. La primera de las lenguas semitas con textos escritos fue el acadio, que durante mucho tiempo fue la lengua más importante de Oriente y que se usó no sólo en Mesopotamia, sino también en las clases altas de Egipto y entre la realeza hitita. Esta lengua mantuvo su vigencia hasta el
primer milenio antes de Cristo, momento en el que fue sustituida por el
arameo.

Como vemos, pues, el término que describe las particularidades étnicas de los semitas, no es exclusivo de los judíos, sino que es común a los propios árabes y a otros pueblos, sean estos de religión musulmana (la mayoría) o cristiana. Pero al convertir ese término, en un concepto con profundas raíces ideológicas pro-judías, e incluso racista, como lo está demostrando la actitud del Estado de Israel contra los palestinos, todos ellos de origen árabe (sean estos musulmanes o cristianos), se le permite que se criminalice manifestaciones contra ciertos comportamientos de un estado que practica el terrorismo, bajo la excusa de antisemitismo.

La guerra desatada contra el pueblo palestino no trata de combatir
manifestaciones particulares de terrorismo, o contra un tipo de delincuencia especial, sino que abarca al conjunto del pueblo, de origen semita, como son los palestinos. La intención de las fuerzas fanáticas y fundamentalistas judías es, ni más ni menos, que expulsar a los árabes de las tierras del Gran Israel, por procedimientos violentos y genocidas.

Cuando en estos días, ya sea más una manifestación de indignación o de
impotencia, se están quemando sinagogas o bienes de judíos (lo más probable a manos de musulmanes) se vuelve a utilizar el viejo concepto de antisemitismo, como un arma contra todo aquel que se manifieste en contra del estado de Israel, pero mintiendo y ocultando que la propia política de Israel es la primera manifestación de antisemitismo.