Una universidad palestina nace en las ruinas de una colonia israelí
Por Por Beatriz Lecumberri
Foto ampliada
JAN YUNES, Franja de Gaza (AFP) – Rodeados de montañas de escombros, decenas de obreros construyen aceras, pintan fachadas, arreglan jardines y colocan los grandes letreros de la ‘Universidad Al Aqsa’, un nuevo campus que crece entre las ruinas de Neve Dekalim, la gran colonia israelí de Gaza desmantelada hace diez meses.
«La mayoría de estos hombres edificaron hace 30 años las casas de los colonos. Están felices de volver a construir sobre estas ruinas, pero esta vez para ellos, para sus hijos, para su futuro», explica satisfecho Ali Zedan Abu Zuhri, presidente de la universidad, mientras supervisa los avances de las obras.
Una universidad palestina nace en las ruinas de una colonia israelí
Por Por Beatriz Lecumberri
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JAN YUNES, Franja de Gaza (AFP) – Rodeados de montañas de escombros, decenas de obreros construyen aceras, pintan fachadas, arreglan jardines y colocan los grandes letreros de la ‘Universidad Al Aqsa’, un nuevo campus que crece entre las ruinas de Neve Dekalim, la gran colonia israelí de Gaza desmantelada hace diez meses.
«La mayoría de estos hombres edificaron hace 30 años las casas de los colonos. Están felices de volver a construir sobre estas ruinas, pero esta vez para ellos, para sus hijos, para su futuro», explica satisfecho Ali Zedan Abu Zuhri, presidente de la universidad, mientras supervisa los avances de las obras.
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Semanas después de que los colonos fueran desalojados de Neve Dekalim el pasado septiembre y de que los palestinos arrasaran con lo poco que quedó en pie en esta colonia, este profesor de Química de 50 años convenció al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, de aprovechar la estructura de algunos edificios todavía en pie para construir una gran universidad.
«Hemos rehabilitado los restos de un antiguo centro comercial, de un banco y de los locales de administración de Neve Dekalim. En dos años, 10.000 estudiantes palestinos recibirán sus clases aquí», prevé con cierto orgullo.
En septiembre, cuando se reanude el año escolar, la universidad recibirá ya sus primeros estudiantes, procedentes de la vecina ciudad de Jan Yunes, donde por falta de espacio los alumnos sólo van a clase tres días por semana.
De todos los proyectos con que los palestinos soñaban cuando veían a los colonos salir de la franja, ninguno se ha llevado a la práctica por falta de dinero, seguridad y sobre todo de ilusión. Diez meses después, en el lugar donde se alzaron las 21 colonias judías de Gaza sólo hay montañas de piedras.
«Esta universidad es el único plan que sale adelante. Es algo simbólico. La educación es la esperanza del pueblo de Gaza. No tenemos medios materiales pero sí recursos humanos para reconstruirnos a nosotros mismos», subraya Abu Zuhri.
En total, medio millón de dólares han sido invertidos hasta ahora en este campus de 165.000 metros cuadrados con vista al mar, en el que trabajarán 250 profesores en siete facultades.
Todos los fondos proceden de la matrícula que pagan los estudiantes y de ayudas de países árabes como los Emiratos Árabes Unidos, que se han comprometido a construir un centro deportivo. Actualmente, Abu Zuhri remueve cielo y tierra para encontrar financiación para una biblioteca.
«Muchos países nos habían prometido ayuda, pero cuando Hamas ganó las elecciones en enero, nos quedamos sin nada. No somos una universidad de Hamas, sólo un centro público pero para muchos, es lo mismo», lamenta Abu Zuhri.
Con gesto desesperado, este profesor insiste que los maestros de la universidad Al Aqsa son neutrales y las armas y los mítines políticos están prohibidos en el campus, donde ondean las banderas del Fatah, partido político de Mahmud Abas.
«Es muy triste que asociaciones estadounidenses sigan concediendo ayudas a universidades islámicas, que son 100% Hamas pero privadas, y nos las quiten a nosotros, que no tenemos ninguna relación con el movimiento islámico», considera.
A los problemas provocados por la falta de ayuda financiera internacional se sumó la incertidumbre creada en los últimos días por la ofensiva militar israelí.
«Es muy frustrante. No podemos planear nada porque no sabemos qué puede pasar mañana. Los israelíes pueden volver, algunos dicen que van a dividir en tres la franja de Gaza», explica.
Incómodo con la presencia de un guardaespaldas que no se separa de él, Abu Zuhri explica que desde que mataron a un profesor universitario en Gaza la semana pasada, la seguridad se ha incrementado.
«Gaza vive un momento terrible. A veces, uno sólo tiene ganas de hacer las maletas y volver a Cisjordania. Sólo espero que los bombardeos respeten la universidad», piensa en voz alta.
Pese a los problemas, a Ali Zedan Abu Zuhri le brillan los ojos cuando se imagina el lugar dentro de diez años.
«Nadie se acordará del nombre de Neve Dekalim ni de que una vez aquí hubo una colonia. Esto será el gran campus Al Aqsa, con centros deportivos, piscina, laboratorios y campos de fútbol», promete.