Maria Jose Lera
El “bullying” es definido como ataques repetitivos e intencionales, realizados y planificados por compañeros y compañeras (es decir, roles de iguales) con toda la intención de dañar a la considerada victima. Esta agresión es tan repetitiva que entre el agresor y la victima se inicia un abismo, una diferencia que les impide ser percibidos como iguales . Es entonces cuando se inicia un proceso de victimización acompañado de síntomas como baja autoestima, pobre rendimiento escolar, inseguridad, etc… El agresor, si continua realizando estos actos, desarrollará una moralidad egocéntrica, y sus fines por lo tanto los prioritarios, utilizando para ello cualquier herramienta que esté a su mano (sea bélica o no).
Maria Jose Lera
El “bullying” es definido como ataques repetitivos e intencionales, realizados y planificados por compañeros y compañeras (es decir, roles de iguales) con toda la intención de dañar a la considerada victima. Esta agresión es tan repetitiva que entre el agresor y la victima se inicia un abismo, una diferencia que les impide ser percibidos como iguales . Es entonces cuando se inicia un proceso de victimización acompañado de síntomas como baja autoestima, pobre rendimiento escolar, inseguridad, etc… El agresor, si continua realizando estos actos, desarrollará una moralidad egocéntrica, y sus fines por lo tanto los prioritarios, utilizando para ello cualquier herramienta que esté a su mano (sea bélica o no).
Desde el modelo compartido para entender el fenómeno del bullying, hay consenso en asumir la existencia de un tercer elemento, los espectadores o ausentes; es decir, todos los sabedores del problema de violencia que no denuncian, sino que guardan silencio, lo que autoriza al agresor y deja a la victima sin defensas. Estos espectadores también se ven afectados por estas vivencias y aprenden, ya en la escuela, la importancia de desarrollar mecanismos de desconexión moral que les permita disponer de un desarrollo moral adecuado, al mismo tiempo que no hacer nada para ayudar a quien es victimizado. Estos mecanismos son definidos y depurados, hasta llegar a ser parte de nosotros mismos que no percibimos pero que nos acompañan en nuestra vida diaria.
Este mismo esquema puede aplicarse a Oriente y Occidente , y aún más concretamente en las relaciones entre Israel y Palestina. Si miramos hacia la situación actual es fácil comprender que Israel ocupa militarmente a Palestina, con un ejército considerado el tercero del mundo y el primero en tecnología, mientras que Palestina ni tiene ejército y hasta hace un año no tenia ni policías.
Las características de las agresiones para ser consideradas violentas deben incorporar dos importantes características, ser intencionales y ser repetitivas. 50 años de ataques diarios, con la intención explicita de destruir a los palestinos, no da mucho lugar a la discusión. Es decir, desde la década de los 40s el pueblo palestino ha sido agredido repetitiva e intencionalmente, y continua en la actualidad, al no tener ni ejército ni manera de defenderse sufre las consecuencias, convirtiéndose en un pueblo victimizado por el ejercito israelí . En la siguiente tabla se pueden consultar las operaciones militares más destacadas llevadas a cabo en los últimos años:
29 de marzo de 2002.- ‘Muro de Defensa’. Tras una ola de atentados palestinos el Gobierno del primer ministro israelí Ariel Sharón empieza una ofensiva cuyo episodio más relevante es la demolición del campo de refugiados de Jenín tras diez días de intensos combates del Ejército israelí por tierra, mar y aire. La operación, que concluye el 10 de mayo, se salda con una masacre de cerca de medio millar de personas y con la liberación de la Basílica de la Natividad y la deportación de trece de los 123 palestinos que se encontraban refugiados en ella.
18 de junio de 2002. – ‘Camino Firme’. Tras el atentado de un suicida palestino que causa la muerte a 19 israelíes al inmolarse en un autobús de Jerusalén, tanques israelíes ocupan militarmente varias ciudades palestinas en Cisjordania. Durante meses cientos de miles de personas viven en un paralizante toque de queda.
28 de agosto de 2002.- ‘Guerra de las neveras’. El Ejército israelí lanza un ataque por tierra mar y aire con carros blindados, helicópteros ‘Apache’ y navíos de guerra que disparan sus cañones contra unos supuestos toneles flotantes en el mar cargados de armas que resultaron ser neveras.
22 de septiembre de 2002.- ‘Cuestión de tiempo’. El ejército israelí lleva a cabo una operación que, aunque en un principio pretendía la rendición de 19 hombres considerados terroristas por Israel estaba encaminada a asediar al líder de la ANP, Yaser Arafat, que fue finalmente confinado en su Mukata (sede de la ANP). Durante días carros de combate y excavadoras destruyen las infraestructuras de la ANP donde se encuentra el líder palestino a quien dejan sin luz, teléfono y agua.
10 de octubre de 2003.- ‘Tratamiento de Raíz’. Israel comienza una incursión en el campo de refugiados de Rafah, el más mísero de Gaza, con el objetivo de destruir supuestos túneles que los palestinos emplean para introducir armamento desde Egipto a la franja de Gaza. En menos de 48 horas los tanques israelíes destruyen más de 150 casas palestinas y dejan a la intemperie a cientos de familias.
18 y 19 de mayo de 2004.- ‘Arco Iris sobre las nubes’. Israel inicia por tierra y aire una ofensiva en el campo de refugiados Rafah, el más paupérrimo de la franja de Gaza, y causa la muerte a 20 palestinos. Israel acusa a los palestinos de cavar túneles por los que realizan el contrabando de armas y explosivos desde el vecino Egipto.
28 septiembre 2005.- ‘Primera lluvia’. Israel lanzó una ofensiva con ataques aéreos a varios objetivos en Gaza e irrumpiendo con tropas y blindados en el noroeste de Cisjordania. Tropas y blindados del Ejército israelí invadieron las ciudades autónomas palestinas de Tulkarem y Kalkilia, donde irrumpieron en locales pertenecientes a Hamás y a la Yihad Islámica.
28 junio 2006.- ‘Lluvias de verano’. Lanzada por el Ejército israelí en Gaza para liberar al soldado israelí Guilad Shalit, secuestrado por milicianos de Hamás.
12 julio 2006.- ‘Cambio de rumbo”, emprendida por las tropas israelíes en una guerra no declarada tras el secuestro de dos soldados israelíes en la localidad de Za’arit, en territorio israelí, lo que dio pie a Israel para emprender la ofensiva que dura ya 19 días.
24 julio 2006.- ‘Telaraña de acero’ lanzada por Israel contra la localidad libanesa de Bint Yebeil, baluarte de Hizbulá, y de la que se retiró ayer, pero se estacionó en sus inmediaciones.
30 de Julio 2006.- «masacre de Qana», 57 civiles refugiados en un edificio han sido asesinados; 34 de ellos eran niños y niñas.
31 de Octubre.2006 – “Nubes de otoño”. Operación iniciada en la Franja de Gaza y que ha costado la vida a mas de 200 personas. El objetivo es establecer una zona de seguridad en el Norte, atacando los densos campos de refugiados de Betlaia, Bet Hanun y Jabalia; así como otra de seguridad en el Sur, afectando en este caso al campo de refugiado más empobrecido y agredido de Rafah.
Si a los ataques directos anteriores sumamos los ataques indirectos que suponen la imposibilidad de movimientos en el propio territorio palestino, los asesinatos selectivos, el secuestro de miles de ciudadanos (sin cargos y sin juicios), la política de destrucción de acuíferos y apropiación de las aguas subterráneas, la construcción del muro como medida de seguridad, el impago a la Autoridad Nacional Palestina de los impuestos que les corresponden por parte de Israel, la destrucción de casas, de campos de cultivo, el acoso continuo, la falta de electricidad y agua en Gaza, de alimentos, etc, etc… la imagen del agresor y la victima no se puede ser más nítida. Un solo ejercicio es suficiente para comprobarlo, podemos elegir al azar cualquiera de los 30 derechos Humanos que conforman la Declaración Universal, y veremos que ni un solo derecho es cumplido por Israel en sus relaciones con el pueblo Palestino.
Ante este notorio caso de bullying Palestina, el resto de la comunidad internacional permanece ásicamente “ausente”, pues en ningún caso se han pronunciado contra el agresor con la excepción del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Mayoritariamente no ha habido un reconocimiento explicito de la violencia desmesurada a la que el pueblo palestino se ve sometido diariamente, y cuando la evidencia es excesiva, se conceden algunas ayudas económicas y humanitarias. La efectividad de estas ayudas está totalmente duda, especialmente cuando se tiene en cuenta que en la misma medida que se construyen puentes, aeropuertos o escuelas con la ayuda internacional, el ejercito Israelí sistemáticamente los destruye –que a su vez ingresa ingentes aportaciones internacionales en concepto de compensación por haber sufrido el “holocausto judío”-.
El último informe emitido por John Dugard, como relator especial al Consejo de Derechos Humanos, no puede ser más demoledor ni más claro , en él nos informa detalladamente de la violación sistemática por parte de Israel de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.
Sólo con un reconocimiento de la situación de violencia -con los roles asignados-, huyendo de eufemismos que terminan ocultando el significado de los mismos, y exigiendo el cumplimiento de las resoluciones de la ONU, podrán encontrarse vías de solución. Si se sigue planteando esta violencia en términos de “conflicto” israelí-palestino, las soluciones que se proponen serán la negociación, el diálogo y la mediación, técnicas que sólo son útiles para resolver “conflictos”, y que presuponen que hay una solución justa para todos, y donde todas las partes tendrán que ceder y tomar algo. Poco le queda por ceder a Palestina, y con pocos recursos va a negociar, pues no le queda más que el derecho al 8% de sus tierras, bajo los ataques y la ocupación israelí. Seguir hablando de conflicto, sigue siendo un eufemismo que permite que la Comunidad Internacional siga estando ausente, y culpando igualmente a ambas partes para encontrar una solución que es imposible.
Como ha quedado expuesto anteriormente el problema israelí-palestino es un caso de “violencia”, y de violencia extrema por una de las partes; ante estos problemas la solución inmediata y requerida es la detención ipso facto de las agresiones y complementariamente desarrollar sistemas de ayudas y reparación del sufrimiento de las víctimas. De la misma manera que se respeta al pueblo judío y se ayuda a la reconstrucción de la memoria histórica y a sus víctimas, de la misma manera el pueblo palestino necesita ayuda inmediata, recuperar su memoria, sus tierras, y sus vidas.
Desde esta perspectiva de la violencia o bullying es absolutamente necesario desarrollar medidas para garantizar la igualdad de condiciones, lo que implica un reconocimiento en igualdad de ambos pueblos, sin consideraciones estigmáticas ni estereotipos. Sólo así se podrá ir avanzando hacia la única solución posible: la convivencia de todos los ciudadanos israelíes y palestinos, compartiendo un Estado, unas leyes democráticas y un Parlamento. Esta solución es sistemáticamente rechazada por el Gobierno Israelí, porque es consciente que en poco tiempo la mayoría del Estado serían ciudadanos palestinos, y esto impide la consecución de deseo básico y motivo de la existencia del Estado de Israel, “un Estado Judío solo para judíos”, aunque en su propia declaración ya haya un claro incumplimento de los Derechos Humanos.
La ONU fue creada para garantizar el cumplimiento de los Derechos Humanos en el mundo, y especialmente en Israel-Palestina, y su propio experimento no puede ir peor. Difícilmente esta institución será creíble si no puede conseguir que los derechos de los ciudadanos palestinos sean respetados por Israel, el único Estado “democrático” según occidente y que efectivamente consigue que se cumplan los derechos de los ciudadanos judíos-israelíes (que con la minoría árabe que aún sobrevive en Israel), pero no sigue la misma política en sus relaciones con sus vecinos, ya sea Siria, Líbano o Palestina. De hecho es difícil de explicar que 46 resoluciones de la ONU hayan sido incumplidas por Israel, siendo el único Estado de este planeta que se permite el lujo de no cumplir con las resoluciones y no tener consecuencias. 46 son muchas, y más aún el hecho que su incumplimiento sea sistemático, amén de más de 40 que han sido vetadas directamente por su socio y aliado Estados Unidos .
Desde Julio de 2006 en Gaza es imposible sobrevivir por falta de condiciones mínimas (comida, agua, medicamentos, energía y salarios) y por los ataques masivos israelíes que por tierra, mar y aire sus ciudadanos e instituciones sufren diariamente ante el silencio absoluto de la Comunidad Internacional. Si seguimos esperando, no quedará ni un palestino vivo, y cómo nos recordaba Saramago, “Mientras haya un palestino vivo el holocausto continúa” (El Pais, Agosto 2006).
De la misma manera que la mejor forma de atajar el “bullying escolar” es a través de la sensibilización, formación y actuación de los ausentes, para evitar el triste final que se viene anunciando del violento y duradero “bullying palestina” es preciso sensibilizar, formar y facilitar una actuación de la población civil internacional. Esta actuación deberá exigir la puesta en marcha de las medidas necesarias para que las victimas palestinas sean consideradas seres humanos, y por consiguiente, conseguir el cumplimiento de sus respectivos derechos, que como humanos comparten con el resto de los habitantes del planeta.
Si las resoluciones de la ONU y de la Corte Internacional de Justicia parecen tener poco efecto en el Gobierno Israelí, poco podemos confiar en el impacto del reciente publicado informe del Relator Especial de la ONU. No obstante lo consideramos un documento fundamental para iniciar una reacción internacional que pueda ayudar a los supervivientes del holocausto palestino.
Dra. Maria Jose Lera
Profesora Titular Universidad de Sevilla
Psicología Evolutiva y de la Educación
Más información en www.psicoeducacion.eu
En la memoria de Alejandra García, incansable luchadora por los Derechos del Pueblo Palestino, y que desde el 12 de Octubre de 2006 no está con nosotros.
Lera, MJ. (2007). Bullying Palestina. Derechos Humanos, 3, pp 9-111.
www.apdha.org
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