Todo ha ido bien, y el check-point de Hawara como siempre, un holocausto. Javier contó 6 mandos militares controlando a 327 palestinos, situados en colas para salir de Nablus, colas para entrar en Nablus, ambulancias que llegan, un cuarto oscuro donde golpean, maltratan y encierran a menores; un corral donde detienen a quienes les quitan las tarjetas, sin agua, sin comida, hasta que arbitrariamente soldados de menos de veinte años deciden que pueden salir.
Los soldados eran agradables, cuando pasamos observamos a los detenidos, un chico de no más de 16 años encerrado en el cuarto oscuro consigue asomar la cabeza y me pide ayuda, me pide que hable con ellos. Me vuelvo, un soldado ruso (que conoce al Betis) me permite volver. Una chica soldado que los detiene y apunta, me dice que son terroristas; respondo que quizás, pero es de noche, están cansados, quieren volver a sus casas, y no tienen armas. Le pido ver a su superior.
Todo ha ido bien, y el check-point de Hawara como siempre, un holocausto. Javier contó 6 mandos militares controlando a 327 palestinos, situados en colas para salir de Nablus, colas para entrar en Nablus, ambulancias que llegan, un cuarto oscuro donde golpean, maltratan y encierran a menores; un corral donde detienen a quienes les quitan las tarjetas, sin agua, sin comida, hasta que arbitrariamente soldados de menos de veinte años deciden que pueden salir.
Los soldados eran agradables, cuando pasamos observamos a los detenidos, un chico de no más de 16 años encerrado en el cuarto oscuro consigue asomar la cabeza y me pide ayuda, me pide que hable con ellos. Me vuelvo, un soldado ruso (que conoce al Betis) me permite volver. Una chica soldado que los detiene y apunta, me dice que son terroristas; respondo que quizás, pero es de noche, están cansados, quieren volver a sus casas, y no tienen armas. Le pido ver a su superior.
Se presenta, se llama Amit le digo que soy Maria, observadora de derechos humanos y que quiero saber que han hecho estos chicos. Después de 10 minutos de presencia física y cuestiones sobre los Derechos Humanos, les devuelve el carnet, los palestinos liberados me dan la mano, lo agradecen y se van. Pregunto por los niños encerrados en el cuarto oscuro. Su respuesta, son terroristas, le digo que quizás, pero que no tienen armas, que por no tener no tienen ni agua, y que Israel tiene que cumplir la mínima normativa de Derecho Internacional.
Me dice que vuelve en un segundo, vuelve, se va…. todo un descontrol, llegan otros tantos nuevos al corralito, me piden agua, la busco y se la llevo; busco al sargento, continuamos hablando, en una persecución por todo el check point, escuchando mis quejas mientras impide que una ambulancia avance, impide que ciudadanos israelíes puedan entrar en Nablus, que quieren visitar a sus familiares. Me presta atención en la mitad de este caos, y me promete firmemente que en quince minutos saldrán los niños.
En fin, ni Derechos Humanos, ni Derechos de los Niños, ni el Pacto de Derechos Civiles y Políticos ni nada de nada; las leyes israelíes están por encima de todo esto, y lo triste es el gran desconocimiento e impotencia para denunciarlo, para denunciar no solamente a este sargento que con sonrisas atendía mis quejas, sino cómo denunciar al Estado de Israel que vulnera toda la normativa nacional e internacional.
¿Por donde empezamos?, un Estado que no tiene fronteras, un Tribunal Penal que secuestra civiles, que encarcela a niños, les niega sus derechos, mata discriminada e indiscriminadamente, impide la libertad de movimientos, prohíbe hasta el respirar y actúa contra cualquier principio de vida.
Mientras…aquellas niñas seguirán recogiendo firmas y dinero para apoyar a sus pobrecitos soldados en una calle judía de Jerusalén, Europa continúa con su boicot económico y político del pueblo palestino, los asentamientos se extienden, la arrogancia, la humillación, la escasez, y la depresión también.
El holocausto continúa, la justicia mira hacia otra parte, y los medios de comunicación también. ¿Habrá algún elemento común en este silencio asesino?
Maria José Lera
Nablus, 19 de Agosto, 2006
Nota: El presidente de la Confederación de Asociaciones Judías de España se llama Jacobo Israel Garzón, curioso apellido.