Durante la reciente visita del primer ministro israelí Ehud Olmert a Washington, el presidente Bush declaró que el plan de convergencia de Olmert era audaz. Para los palestinos, sin embargo, es desastroso, porque anexionará gran cantidad del agua y de la tierra fértil de Cisjordania a Israel.
Bajo el plan de Olmert, Israel apunta mantener los dos acuíferos palestinos principales de Cisjordania: el de la cuenca baja del río de Jordania, en el Este; y el acuífero oriental, que queda bloqueado en la montaña, justo detrás del muro, en el Oeste. Esto forzará a los palestinos a depender más aún de Israel por el tema del agua, preservando una división dramáticamente injusta de los recursos del agua.
Durante la reciente visita del primer ministro israelí Ehud Olmert a Washington, el presidente Bush declaró que el plan de convergencia de Olmert era audaz. Para los palestinos, sin embargo, es desastroso, porque anexionará gran cantidad del agua y de la tierra fértil de Cisjordania a Israel.
Bajo el plan de Olmert, Israel apunta mantener los dos acuíferos palestinos principales de Cisjordania: el de la cuenca baja del río de Jordania, en el Este; y el acuífero oriental, que queda bloqueado en la montaña, justo detrás del muro, en el Oeste. Esto forzará a los palestinos a depender más aún de Israel por el tema del agua, preservando una división dramáticamente injusta de los recursos del agua.
Un ejemplo de esta brutal desigualdad en la división de los recursos acuíferos la encontramos en mi aldea, Qira, situada en Cisjordania. Cada verano, la compañía israelí que suministra el agua a nuestra aldea, y que proporciona cerca del 53% del abastecimiento del agua potable, corta deliberadamente nuestra agua, generando así un estado de crisis y tensión. El año pasado Qira, con unos 1000 residentes, no tuvo agua durante más de tres semanas continuas, contando además con las altas temperaturas veraniegas.
Se suceden las reducciones y los cortes de agua, además de impedir a los aldeanos encontrar fuentes de aguas alternativas. Lo que hacemos es que recogemos el agua de lluvia en cisternas durante el invierno, pero al comienzo del verano las cisternas, desafortunadamente, se secan; así que los municipios están obligados a comprar agua adicional a camiones cisternas, que son muy costosos y antihigiénicos. Una parte elevada de los niños en Qira sufren de problemas de riñón, hecho que está claramente relacionado con beber el agua estancada. A mi hija de 4 años tuvieron que hacerle un transplante de riñón.
Por la carretera principal de Qira, adentrándonos en Cisjordania, encontramos el asentamiento judío de Ariel, donde el agua es utilizada para regar jardines, lavar los coches y llenar las piscinas. El agua en Ariel y en otros asentamientos judíos nunca se corta. Es irónico que nos sintamos afortunados porque miramos hacia el exterior y vemos las casas hermosas del asentamiento, con sus verdes jardines, mientras que los colonos lo que ven es una escena patética de nuestra pobreza, de una comunidad muerta de sed.
El Grupo Hidrológico Palestino (Palestinian Hydrology Group-PHG), que se trata de una organización no gubernamental, informó que hay unos 75 mil millones de metros cúbicos de agua subterránea en toda Cisjordania y la franja de Gaza. Sin embargo, los palestinos en Cisjordania y en Gaza tienen asignados únicamente 25 mil millones de esa agua.
La Organización Mundial de la Salud recomienda 100 litros de agua por persona, por día, como la cantidad mínima para el consumo básico, sin embargo muchas de las aldeas palestinas de Cisjordania tienen una cantidad considerablemente menor. Según la organización israelí por los derechos humanos, B’Tselem, el consumo de agua de los palestinos residentes en Cisjordania es de apenas 70 litros por persona y día. En una aldea cercana, Kafr Ad-Dik, por ejemplo, la asignación per capita de agua es de 21 litros por día, por el contrario en Israel se puede alcanzar los 350 litros per capita por día.
Según el II acuerdo de Oslo, firmado en Septiembre de 1995, se pactó “la utilización equitativa de los recursos acuíferos comunes que estaban implantados y que dicho utilización fuera más allá de un carácter puramente temporal”. Pero en realidad, esto nunca sucedió. En vez de esto, según B’Tselem, se estableción un Comité para el Agua Común (Joint Water Committee- JWC) que aprobara cada “nuevo proyecto del agua, tanto potable como residuales, en Cisjordania. El JWC se compone de un número equitativo de representantes de Israel y de la Autoridad Palestina. Todas sus decisiones son tomadas bajo consenso, esto implica que no se haya establecido ningún mecanismo para rebatir los conflictos cuando no se puede lograr dicho consenso. Este método de toma de decisión significa que Israel puede vetar cualquier petición por parte de los representante palestinos para perforar un nuevo pozo, por ejemplo”.
Además, si un pozo aprobado por el JWC está situado en la zona C de palestina, área que queda bajo control exclusivo israelí según los acuerdos de Oslo, la administración civil israelí debe también aprobar dicho proyecto y emitir el permiso pertinente para la excavación del pozo. Esto exige un proceso burocrático muy largo y complicado, así que la mayoría de las solicitudes que se presentan suelen denegarse.
Los israelíes presuponen que los palestinos tienen necesidades mínimas en cuanto al agua – que tiene una necesidad menor a la que apunta la Organización Mundial de Salud. Sin embargo, los palestinos, al igual que los israelíes, necesitan el agua suficiente para beber, para su higiene, para desarrollar una industria y una agricultura, para construir un país moderno. Hasta que ocurra esto, mis compañeros de aldea permanecerán con sus ojos fijados en el indicador de la torre del agua.
La anexión prevista por parte de Israel de los acuíferos de Cisjordania perpetuará los altos niveles de consumo de agua de los israelíes, mientras que se seguirán negando las necesidades básicas de los palestinos, hecho que amortiguará cualquier esperanza de un estado palestino viable y de cualquier paz.